martes, 10 de abril de 2007

Las páginas 71-72 y 73-74 de mi líbreta en el rincón verde de mi isocortex

El iluminado y membranoso cielo verde irradiaba un calor sofocante, y mi resina circulaba por el floema de mi cuerpo rápidamente. Noté el sabor de la sacarosa en mis tejidos. Sentía el sudor frió de mi acuosidad latente. Las antenas serpenteantes daban latigazos precediendo tres metros mi avance. La Rama por la que me desplazaba, la Rama del Hongo Ácido musitaba sonidos de tambor bajo mi paso nervioso. La antena izquierda se detuvo ante unas láminas secas y homogéneas. El sabor de las dos laminas me reveló que se trataba de una pasta de celulosa con un extraño compuesto. Me acerqué y palpe con mayor entusiasmo, admirando su forma geométrica y notando trazas sobre la superficie, que a decir por el sentir de mi piel debe de reflejar mucho la luz... las trazas... sobre estas marcas que me harían y harán meditar largo tiempo solo puedo contar esto.

Sentimientos concretos me golpeaban en una frecuencia extraña. Temblaba y me agachaba tocándolas. Sentí un olor violento y demasiado definido para ser real. Formas podían ser Vistas sin Estar. Podía sentir sin que mi cuerpo participara, separación abismal. Las trazas me transferían conceptos. Adapté cada surco a un código, como el de las estaciones y empecé a temblar.

vegetal 1.1

1 comentario:

Jim Pentabrick dijo...

Una gran confesión, mi querido zzrama, sólo comparable, quizá, a Vegetal 1 en toda su frondosidad. Gracias.