domingo, 25 de marzo de 2007



Mi ombligo se ensancha. Mi ombligo se ensancha cada vez más hasta tener el diámetro de un balón. Y sigue ensanchándose. Ahora puedo ver un montón de astros en su interior, que recorren distintas órbitas que se encuentran en el interior de...

Mi ombligo. Un ombligo que está ensanchándose sin parar, que no deja de ensancharse ni por un segundo. Pienso que podría meterme dentro si quisiese, y para hacer el experimento dirijo mi cabeza hacia...

Mi ombligo. Mi tremendo y ensanchado ombligo. Como predije antes, quepo perfectamente. Ahora estoy dentro de mí mismo. Más concretamente, dentro de mi propio ombligo. No se está mal aquí dentro, pero hace bastante frío. No era consciente de la gelidez de este espacio hasta este momento y pienso que sólo por haberme dado cuenta de ello, merece la pena el viaje.

Descubro, también, que soy una totalidad. Una totalidad formada de totalidades, de conjuntos. Al mismo tiempo que soy una totalidad, formo parte de una totalidad aún mayor. La totalidad de la que formo parte, no es más que otra... totalidad. La teoría holónica empieza a marearme y caigo al suelo.

Pero no estoy herido, los holones parecen estar en su sitio. Sea cual sea el sitio donde deban estar...

Me levanto y sigo caminando. Hago ruido mientras camino porque estoy mascando chicle y aquí hay mucho eco. ¿De dónde ha salido este chicle y por qué lo mastico?

Sé que ese tipo se llama Estanislao, pero no voy a saludarle. Paso de largo junto a Estanislao hasta llegar a un cartel que creo que debe ocupar un buen trozo de ombligo. En grotescas e inmesas letras de neón, uno puede leer

SEGUNDA LEY DE LA TERMODINÁMICA

Todo sistema tiende al desorden, pienso. Mamá ya me habló de algo así. ¿O fue mi profesor de Física y Química? Qué importa. Seguiré andando hasta encontrarme con...

Oh, un valle. Hay un río. Un río cuyas aguas transparentes desvelan aquello que se encuentra bajo su superficie, algas, insectos, rocas, tornillos oxidados, jeringuillas, agujas de costura, ...

Veo en una roca a un sapo. Está plagado de berrugas por todas partes, su tamaño excede por mucho al que es usual entre los sapos... Todo esto suponiendo que yo sepa algo sobre sapos...

Le pregunto que dónde estoy y el sapo me contesta que

"Los regalos no deberían ser "útiles". Deberían ser atractivos para los sentidos. Algunos grupos pueden preferir obras de arte, a otros pueden gustarles conservas o salsas caseras, u oro, incienso y mirra, o incluso actos sexuales. Deberían acordarse algunas reglas básicas. No debería haber ninguna mediación en el regalo, nada de cintas de vídeo, grabaciones en cinta, materia impresa, etc. Todos los regalos deberían estar presentes en la "ceremonia" del potlatch así que nada de entradas para otros actos, promesas o posposiciones. Recuerda que el objetivo del juego, así como su regla más básica, es evitar toda mediación e incluso representación. Estar presentes, dar presentes."

Con lo cual, quedo satisfecho y continúo andando hasta llegar a un claro donde un montón de extrañas criaturas se dan cita. Dos topos están jugando con un yoyó, mi profesora de Lengua de la Escuela Primaria está tumbada con las piernas abiertas mientras un salmón le practica un cunnilingus, diez hombres y mujeres llevan ropajes de algo así como piratas mientras se dan un banquete bastante apetecible, la madre de mi mejor amigo de la infancia se está masturbando con un bastón decorado con runas y diferentes motivos rurales, un tipo ataviado con corbata, una bombona de oxígeno y una mascarilla para respirar, está follando con una sirena en un lago y un sacerdote se está quitando su atuendo y meando sobre él, mientras grita algo sobre una diosa, una manzana y pide que le traigan un perrito caliente, que hoy es viernes.

Saludo a un pirata y me saco del bolsillo una canica en cuyo interior brillan tres constelaciones y un canguro y la coloco sobre la mesa. El pirata me sonríe y me da la bienvenida y me invita a comer lo que me apetezca, mientras se disculpa porque no hay cubiertos y me cuenta que esto es debido a que una de las piratas, la cual me está señalando, es alérgica a ellos y tenemos que comer con las manos. Le digo que para nada es una molestia y empiezo a zamparme una extraña lasaña de verduras. Sobre la bechamel, hay unos trocitos de zanahoria que forman el número cinco, lo cual me deja muy satisfecho y una sonrisa gigante asoma mi cara y ...

Mi ombligo deja de ensancharse. La medida es perfecta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

aaaaaaaaajooooooooooooonjolí